La pandemia ha reconfigurado las inversiones internacionales, presentando nuevas oportunidades y riesgos. Diversificación, estabilidad política, tipo de cambio, y tendencias tecnológicas son factores clave para maximizar retornos. Los inversores deben adaptar sus estrategias, priorizando el conocimiento del entorno global y sectores emergentes como biotecnología y tecnologías limpias.